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¡Sálvame música!
Sálvame que grito desesperado en este inmenso agujero en el que me e metido sin querer.
Me ahogo abrazado a un timón de un barco que se hunde y que no soy capaz o no quiero soltar. ¡Sálvame!, ¡sálvame!, grito y grito, pero por mas que suplico e imploro no llegara a oídos de nadie.
De repente una mano se tiende en la oscuridad, es suave, equilibrada y constante, ¡es la música!, me toma, fuerte, y me saca de las tinieblas, la luz se va cada vez mas, me llena con sus ritmos y vibraciones, aleja la oscuridad y todo se convierte en luz y alegría.
La música lo a hecho otra vez.
Tuyo, David.
Por: David Lopera Naranjo. Todos los derechos reservados.
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