-Una hoja en blanco.
El lienzo en blanco, la palabra aun no escrita ni descrita, la pagina abierta, el espacio denudo y sumiso me tienta desde la mesa de madera.
Me mira, retante y le dedico una nota agresiva al azar que me lleva a un linea y este desemboca duro en un profundo
párrafo, todos, todos escritos con la sangre del azar y del dolor de la infinita noche, que me consume lentamente como la llama a la vela. Incierta se extiende en lagrimas que corren por la ventana un poco triste un poco abrumada, un poco borracha.
Yo le miro y le pregunto, ¿que pasa? y ella en su silencio indefinido de las cosas muertas solo llora y llora sin cesar, mientras fuera vuelan los gatos de tejado en tejado, de luz en luz, amargando la noche ebria con sus griticos de puta ahogada.
El párrafo suelta una cascada de letras a fuerza de sangre y lagrimas llenando ya varias hojas; hojas, hojas que a nadie importa, palabras que se van con el viento suaves entre las lagrimas de las ventanas medio rotas, medio borrachas.
Palabras al aire para la noche embriagada.
Tuyo, David.
Por: David Lopera Naranjo. Todos los derechos reservados.
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