Esa hora
18:00
Esa hora tan tenebrosa y amarillenta que me llena con su mágica penumbra, es calma, es armonía.
Tan tranquila que relaja los pesares de todo un día, todo parece ir mas lento y no es una ilusión de desaliento, es la paz que me rodea en su mas infinita presencia.
Son las seis de la tarde y la luz del largo día se opaca un poco más, frías corrientes viajan por los aires llamando a la noche que abraza la tierra con su suave manto.
Las luces se encienden aquí y allá y en estas montañas todo se empieza a iluminar.
Esta es la hora de los holas y adioses de sentimientos encontrados en variados umbrales, la hora de los abrigos y las bufandas.
La hora de los niños y de los gatos, la hora del trabajador agotado, la hora del silencio interrumpido, la hora mas nítida.
Tuyo, David.
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