Lo más probable es que si, y ese si que en ese momento pareció un no se ahora sea un tal vez.
Una vez, tal vez, vez, pez, escasez, que ahora es un tal vez que aveces sueño durante la madrugada, el día, a las cuatro y sobre todo a las seis y en la noche en donde escucho sus gritos y gemidos no hechos aún, no escritos, pero si conscriptos.
Se pierden en las sabanas aún no tocadas, se esconden en las miradas y se desvive con cada nueva despedida de un día perdido en la inmensidad de las horas que nos rodean y nos acercan a lo inevitable o evitable.
No se, no se. Acá acaba este enredo, desenredo con el cual, doce de la noche, una de la tarde, seis de la madrugada te pienso y te deseo como todos y ninguno a la vez.
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~
Tuyo, David
Tristezas, sueños, palabras rotas, notas sin entregar, todo plasmado por medio de la liberación dada por la escritura de poesía irreverente y escondida para aquello que pudo y no fue.
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martes, 8 de marzo de 2016
jueves, 3 de marzo de 2016
Malaventurado.
Malaventurado, que sus pequeños y escurridizos ojos se clavaron tan dentro de mi que no me los puedo quitar.
Malaventurado, que su olor se quedo cincelado en mi mas bello recuerdo.
Malaventurado, que no sabe decir que no
Malaventurado, que no sabe distinguir un amanecer de un atardecer cuando tu cuerpo es el que me acompaña en esta extraña aventura que es la amargura de lo más bello que pudimos hacer alguna vez.
Malaventurado, por caer en tus miradas, en tus infinitas piernas que se pierden más allá de la mirada.
Malaventurado, que en la noche me duermo con tú última mirada y con el fino sabor de tus labios en los míos, con el sabor de ese amanecer en que te perdí por única y ultima vez.
Malaventurado que se queda con los pedacitos de tus sonrisas que un día me dedicaste en delicados episodios de destellos de felicidad que hoy apenas recuerdo.
Oh si, oh tristeza, oh belleza, oh recuerdo.
Con un anhelo en los ojos y un suspiro en el pecho recuerdo esos días más sencillos.
~
Tuyo, David.
Malaventurado, por caer en tus miradas, en tus infinitas piernas que se pierden más allá de la mirada.
Malaventurado, que en la noche me duermo con tú última mirada y con el fino sabor de tus labios en los míos, con el sabor de ese amanecer en que te perdí por única y ultima vez.
Malaventurado que se queda con los pedacitos de tus sonrisas que un día me dedicaste en delicados episodios de destellos de felicidad que hoy apenas recuerdo.
Oh si, oh tristeza, oh belleza, oh recuerdo.
Con un anhelo en los ojos y un suspiro en el pecho recuerdo esos días más sencillos.
~
Tuyo, David.
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